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Alicia de Larrocha de la Calle nació el 23 de mayo de 1923, en el 4º piso de la calle Córcega nº 263 bis, esquina Calle Enrique Granados, de Barcelona. Fue la tercera de 4 hermanos (Teresa, Berta, Alicia, y Ramón). Sus padres fueron Eduardo de Larrocha y Teresa de la Calle.
Su madre y su tía, Carolina de la Calle, fueron discípulas de Enrique Granados y, por lo tanto, creció en un ambiente familiar muy musical al cual, muy pronto, en 1927, se añadieron las sabias enseñanzas de Frank Marshall, también discípulo de Granados y continuador de su escuela pianística, quién desde entonces, se convirtió en su único maestro. Aún teniendo unas facultades fuera de lo corriente y siendo un caso excepcional, tanto la familia como su maestro no quisieron que la pequeña Alicia sufriera la explotación que se solía hacer con estos niños “prodigio”. Sus apariciones en público se limitaban a dos o tres al año, siempre bajo el control y el criterio de su maestro.
El 14 de mayo de 1929 fue presentada en público por primera vez en la Academia Marshall, interpretando obras de Bach, Mozart y Granados. Fue el compositor y crítico, Joaquín Turina, quien escribió la introducción del programa, explicando la sorpresa y admiración que sintió cuando escuchó tocar a aquella niña con un talento musical excepcional.
La Vida en Blanco y Negro
celebra 100 años de la pianista
Alicia de Larrocha
24 de mayo a las 2pm EST
en Clubhouse
El 12 de diciembre de 1929 dio un pequeño recital durante la Exposición Universal de Barcelona, en el Palacio de las Misiones. Su debut con orquesta tuvo lugar el 28 de octubre de 1934 en el Palacio Municipal de Bellas Artes de Barcelona, cuando contaba con 11 años de edad, con el maestro Joan Lamote de Grignon y la Banda Municipal de Barcelona interpretando el Concierto en Re mayor “La coronación” de Mozart, concierto que repitió en Madrid el 1 de abril de 1936 con la Orquesta Sinfónica dirigida por Enrique Fernández Arbós.
Durante la guerra civil española (1936-1939), su emergente carrera tuvo que hacer un paréntesis forzoso que aprovechó para estudiar nuevas obras para su repertorio y componer algunas piezas de juventud.
Debutó en los Estados Unidos en 1954, cuando el director de orquesta, Alfred Wallestein, le invitó a hacer una gira de 9 conciertos por California con la Orquesta Filarmónica de los Ángeles interpretando el “Concierto para piano y orquesta en La mayor, K488” de Mozart y “Noches en los jardines de España” de Manuel de Falla. Al año siguiente dio su primer recital en Nueva York pero, no volvió a pisar los escenarios de este país, hasta al cabo de 10 años (1965)
Siempre guardó un gratísimo recuerdo de la época en que formó dúo con su gran amigo, el violonchelista Gaspar Cassadó, desde finales de 1956 hasta finales de 1958, y de las colaboraciones con el violinista Giovani Bagarotti.
En su juventud formó dúo pianístico con Juan Torra, con quien contrajo matrimonio, el 21 de junio de 1950. En varias ocasiones tocó, junto a su querida amiga, la pianista Rosa Sabater, conciertos para 2 pianos y orquesta así como para 3 pianos y orquesta (participando también Juan Torra) y para 4 pianos y orquesta (con Juan Torra y Jaime Padrós).
Formó parte, desde su inauguración en 1958, del cuadro de profesores (junto a Andrés Segovia, Conchita Badía, Federico Mompou, Xavier Montsalvatge, Higinio Anglés, Amparo Iturbi, Antonio Iglesias…) de los “Cursos de Música en Compostela” que se hacían en verano en la ciudad de Santiago de Compostela. Pudo acudir durante los siete años iniciales pero luego, su ocupado calendario, sólo le permitió asistir muy de vez en cuando. Siempre guardó un gratísimo recuerdo de aquellos años y mantuvo una estrecha amistad con alumnos, profesores y directivos.
En 1959, año del fallecimiento de su maestro Frank Marshall, Alicia asumió la dirección de la Academia Marshall, continuadora de la Academia Granados, donde, además de supervisar la labor docente del centro, impartía, cuando su dilatada agenda se lo permitía, clases magistrales de piano, especialmente de música de compositores españoles. Durante sus ausencias, delegó la dirección de la academia a Juan Torra, Mercedes Roldós y Carlota Garriga sucesivamente.
En 1965 fue cuando el Relaciones Públicas neoyorquino, Herbert Breslin, le insistió para ser su representante en los EE.UU y le ofreció un contrato con Columbia Artist, con con una serie de conciertos para empezar. A partir de entonces fue reclamada para dar 3 giras de conciertos anuales en los EE.UU, hasta el 2003, año de su retirada de los escenarios.
Actuó en los más prestigiosos festivales de todo el mundo, con grandes orquestas y con directores de fama mundial pero también, hizo música de cámara.
El 14 de junio de 1968, abriendo la puerta de un taxi en Montreal, sufrió una grave lesión en la falange de su dedo pulgar de la mano derecha, temiendo que ese fuera el final de su carrera como pianista. Al presionar el botón de obertura de la puerta, su hueso, que ya lo tenía en mal estado sin que ella lo supiera, se desintegró. Gracias a la difícil pero exitosa intervención que realizó el eminente Dr. Trueta en Barcelona, la pianista pudo milagrosamente continuar con su carrera concertística después de 5 meses de recuperación en los que aprovechó para estudiar obras para la mano izquierda que, desde entonces, incorporó a su ya extenso repertorio. En agradecimiento por poder volver a tocar el piano, el 24 de enero de 1969, ofreció un recital dedicado al Dr. Trueta.
En 1979, Alicia de Larrocha celebró los 50 años de su primera aparición pública, tocando, en 3 días consecutivos, los 5 conciertos de Beethoven con la Pittsburgh Symphony Orchestra bajo la dirección de Andre Previn, en la ciudad de Pittsburgh (Pennsylvania) y también en New York.
Durante el año 1982 tuvo que anular varios conciertos debido a la grave enfermedad de su marido que falleció el 9 de agosto de ese mismo año. Perdió a su gran apoyo y representó un durísimo golpe para ella. Así y todo, arropada por sus hijos y amigos, justo un mes después, volvió a los escenarios siendo, a partir de entonces, su periodo de conciertos más prolífico.
Alicia de Larrocha realizó una carrera pianística muy intensa, llegando a realizar casi 4.000 conciertos por todo el mundo, principalmente, en Europa, Japón y, sobre todo, en los Estados Unidos. La época en la que dio más conciertos fue desde finales de los años 60s hasta los 90s pero sin duda fueron las décadas de los 80 y 90 cuando su agenda estuvo más llena, llegando a dar más de 100 conciertos anuales.
Aunque durante el año 2002 ya empezó a anunciar que se retiraba, el 2003 fue el año definitivo de su despedida de los escenarios, dando sus últimos conciertos en Barcelona, en varias ciudades de Japón (coincidiendo con su 80 aniversario), en New York, en Chicago, en Montreaux (Suiza) y el último y definitivo en Jerez (Andalucía – España) el 29 de noviembre de 2003.
Durante el 2004 siguió viajando para impartir clases magistrales en los Estados Unidos, Francia, Italia y España. Precisamente, durante los últimos días de septiembre y primeros de octubre, dio un curso sobre “Iberia” de Albéniz en la Academia Marshall de Barcelona. Estaba previsto que las clases duraran una semana pero, dos días antes de que se acabara el curso (el 1 de octubre), Alicia se fracturó el fémur y tuvo que ser operada.
A partir de ese fatídico día, su vida cambió por completo. Durante un tiempo (2 o 3 años) pudo supervisar en su casa a alumnos de Perfeccionamiento Pianístico y Especialización en Música Española de la Academia Marshall, hasta que los problemas de salud le impidieron continuar.
El 25 de septiembre de 2009, Alicia de Larrocha falleció en Barcelona a los 86 años de edad.
A lo largo de toda su carrera pianística fue galardonada con numerosos premios y honores.
Su amplia trayectoria discográfica ha sido reconocida con:
• 14 nominaciones a premio Grammy (1967, 1971, 1974,1975 (X2), 1977 (X2), 1982 (X2), 1984, 1988, 1990, 1991, 1992)
• 4 Premios Grammy concedidos (Burbank, Ca., 1974, 1975, 1988, 1991),
• 3 Premios Edison (Ámsterdam, 1968, 1978, 1989),
• 2 Grand Prix du Disque (París, 1960, 1974),
• 2 Record of the Year (Londres, 1971, 1974),
• 1 Deutche Schallplattenpreis (Hamburgo, 1979)
• 1 Premio Franz Liszt (Budapest, 1980).
COSAS QUE PENSABA, DECÍA O HACÍA…
• De pequeña, rascaba la pintura de las paredes de su casa para llegar al yeso y comérselo. La falta de calcio en sus huesos le hacían cometer esta travesura.
• De pequeña, descubrieron que tenía un “oído absoluto” (pocas personas lo tienen). De espaldas al piano, le tocaban unas cuantas notas sueltas y otras arpegiadas y Alicia decía el nombre exacto de cada una de ellas (tanto si eran bemoles o sostenidas).
• “El cerebro es el jefe, el oído el empleado y la mano la herramienta”
• “La música es para escuchar, no para ver”
• “Para mi, la música es mi verdadera vocación, no mi profesión”
• Para ella, su “handicap” más grande no era tener las manos pequeñas sino los brazos cortos. Cuando los tenía que cruzar, le costaba llegar a las notas.
• No le gustaban los discos. –“El sonido de los discos es falso. Está todo retocado. Se pierde el sonido personal del artista y, sin eso, no hay nada”.
• “He de estudiar” era una frase típica de ella. Tenía obsesión por el estudio y, en cuanto llegaba a una ciudad, lo primero que preguntaba a la persona que le iba a buscar al aeropuerto era dónde había un piano para poder estudiar.
• Daba mucha importancia a la acústica de la sala de conciertos. No le gustaba tocar en salas de grandes dimensiones, prefería, por la acústica, tocar en salas más pequeñas.
• Los premios le angustiaban y le creaban desasosiego. –“Los premios convierten a la música en responsabilidad y deja de ser un placer”. Nunca creía estar a la altura…
• En algunos momentos de su vida solía decir –“Piensa mal y acertarás”. Por suerte no acostumbraba a acertar…
• En los aviones y hoteles aprovechaba para memorizar las partituras.
• Llegó a tener una pequeña colección de servilletas de restaurantes y hoteles, pues, sin darse cuenta, se marchaba con la servilleta enganchada a la cintura.
• Siempre se quejaba de que las habitaciones de los hoteles no estaban pensadas para bajitos: le costaba llegar a las perchas de los armarios; no podía alcanzar las toallas de ducha etc.
• Siempre llevaba en el bolso fotos de su familia y las enseñaba orgullosa a todos sus amigos.
• Llamaba por teléfono a sus amigos muy a menudo, para saber de ellos, estuviera donde estuviera del mundo.
• Le gustaba comer cosas típicas, no cosas sofisticadas. Disfrutaba mucho con la comida japonesa (sushi, sashimi, sopa de tofu etc). También le gustaba un buen jamón ibérico, el pan con tomate, la tortilla de patatas, la “escudella y carn d’olla” (plato típico catalán), la sopa de fideos, los percebes, la nata, los tocinillos de cielo, el chocolate…
• Cuando le preguntaban dónde vivía, ella siempre respondía: -“En los aviones”
• Acostumbrada a viajar continuamente, no sabía estar, en un mismo sitio, más de una semana. ¡Le encantaba hacer maletas!
• A sus hijos siempre les dijo: -“Mientras yo viva, no habléis de mi. Cuando yo ya no esté, haced lo que queráis”.
• No quería participar en nada de la publicidad y marketing que suele rodear a un artista. A ella sólo le interesaba la música. En ocasiones se vio “forzada” por su entorno a conceder entrevistas, a aceptar que se retransmitiera por TV o radio alguno de sus conciertos o a grabar discos… y, si aceptaba, lo hacía siempre a regañadientes.
100 años del nacimiento de
Alicia de Larrocha
Alicia de Larrocha es considerada una de las pianistas más relevantes del siglo XX. Su trayectoria artística abarcó los cinco continentes y, a lo largo de 74 años en los escenarios, llegó a dar más de 4.000 conciertos y recitales en las salas más importantes y con las orquestas y directores de mayor prestigio. Aún así, debido a su gran discreción y su interés en aparecer lo menos posible en los medios de comunicación, su reconocimiento ha quedado limitado al ámbito de la música clásica y es una persona desconocida para la mayor parte de la gente que no está ligada a este mundo o no tiene esa afición.
Este desconocimiento hace que la conmemoración del centenario de su nacimiento se convierta en una gran oportunidad para que, sobre todo, las nuevas generaciones puedan saber quién fue y qué representó su figura, tanto a nivel nacional como internacional.
Fue una de las principales embajadoras de la música de compositores catalanes y españoles en el mundo. Las obras del padre Antoni Soler, Manuel de Falla, Isaac Albéniz, Enrique Granados, Joaquín Turina, Javier Montsalvatge, Frederic Mompou, etc., formaban parte habitual de sus programas, pero también las de Bach, Händel, Scarlatti, Mozart, Beethoven, Schumann, Schubert, Brahms, Liszt, Mendelssohn, Chopin, Grieg, Debussy, Ravel, Rachmaninov… Encasillarla, como a menudo se hace, como pianista «especializada en música española» es obviar su extenso repertorio, que debe ser reivindicado aprovechando también esta celebración.
Fuente: Alicia de Larrocha

Alicia de Larrocha’s greatest contribution as a musician was her unrivaled advocacy of Spanish and Catalonian piano music. Her interpretations of the music of Albéniz, Granados, Falla, Mompou (a lifelong friend who dedicated several works to her), and Montsalvatge were universally described as brilliant, authentic, and masterful in tonal color, texture, and rhythm. She was also highly regarded for her recordings of Mozart and French Impressionist music. She began her career before the age of six with a solo recital, followed by her orchestral debut at the age of 11 performing Mozart’s “Coronation” Concerto (K. 537) with the Orquesta Sinfónica de Madrid. She studied with Frank Marshall at his Academia Marshall and also studied music theory with Ricardo Lamote de Gignon. Her adult career began in 1940, but she did not make any international tours until 1947, when she first toured Europe. In 1953, she premiered Montsalvatge’s Concierto breve, which is dedicated to her, and also made her first visit to England. Her first appearance in the U.S. was in 1955 with the Los Angeles Philharmonic. After that, she began performing around the world, working with such artists as Victoria de Los Angeles, Montserrat Caballé, the Guarneri and Tokyo String Quartets, Sir Colin Davis, Rafael Frühbeck de Burgos, Kent Nagano, and Gerard Schwarz. She even performed Poulenc’s Concerto for two pianos with the composer at the second piano. In addition to her performing, she took on the directorship of the Academia Marshall in 1959. Her recordings, particularly of Albéniz and Granados, have received numerous prizes, including Grammys, the Edison Prize, the Grand Prix du Disques, and the Deutsche Schallplatten Prize. She herself was awarded the Paderewski Memorial Medal and the Principe de Asturias prize, among others, and was recognized for her talents by the city of Barcelona, the Spanish and French governments, and UNESCO. She continued to perform until her 80th year. After breaking her hip in 2007, she suffered an overall decline in health, and died in 2009.
By Patsy Morita / Source: all music
La Vida en Blanco y Negro
celebrates 100 years of pianist
Alicia de Larrocha
May 24 at 2pm EST
on Clubhouse
Alicia de Larrocha de la Calle was born on May 23rd, 1923, in the fourth floor of 263-bis Córcega Street, on the corner of Enrique Granados Street, in Barcelona. She was the third of four childrens (Teresa, Berta, Alicia and Ramon) born of Eduardo de Larrocha and Teresa de la Calle.
Her mother and her aunt, Carolina de la Calle, were disciples of Enrique Granados, therefore Alicia grew up in a very musical family setting. In addition, she received, since 1927, the wise teachings of Frank Marshall, also a disciple of Granados himself, who continued with the piano school, and who became her sole maestro. Although she possessed extraordinary abilities, both her family and teacher did not wish the young Alicia to suffer exploitation, as did many “prodigious” children in those days. Her public appearances were limited to two or three yearly, always under the control and discretion of her teacher.
On May 14th, 1929, Alicia was presented for the first time to the public in the Marshall Academy, interpreting the works of Bach, Mozart and Granados. The composer and critic, Joaquín Turina, wrote the introduction of the program, describing the surprise and admiration that he felt when he heard the child play with such an exceptional musical talent.
On December 12th, 1929, Alicia gave a small recital during Barcelona’s International Exposition, at the Palace of Missions. Her debut with an orchestra took place on October 28th, 1934, at the Barcelona’s Municipal Palace of Fine Arts when she was 11 years old, whith Maestro Joan Lamote de Grignon and the Municipal Band of Barcelona. She performed the Mozart Concert in D major “Coronation”, concert that she repeated in Madrid on April 1st, 1936, with the Symphonic Orchestra conducted by Enrique Fernández Arbós.
During the Spanish Civil War (1936-1939), Alicia’s emerging career took on a forced interruption. She took advantage of that period to study new pieces for her repertoire and compose some pieces of youth.
Source: Alicia de Larrocha
