Carlos Santana *VII 20 1947 — The Life You Give / La Vida Que Das

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Carlos Santana, born Carlos Humberto Santana Barragán, July 20, 1947, in Autlán de Navarro, Mexico), is the musician whose popular music combined rock, jazz, blues, and Afro-Cuban rhythms with a Latin sound.

Santana began playing the violin at age five; by age eight, however, he had switched to the guitar. As a teenager, he played in bands in Tijuana, Mexico, where he was exposed not only to the local norteño music but to blues, especially to guitarists T-Bone Walker and B.B. King. Although his family moved to San Francisco in the 1960s, Santana returned frequently to Tijuana. Influenced by the San Francisco Bay Area’s burgeoning rock scene, in 1966 he formed the Santana Blues Band, which came to the attention of rock music impresario Bill Graham. The band began performing at the legendary club Fillmore West, and, though largely unknown, it triumphed at the Woodstock festival in 1969.

Signed to Columbia, Santana’s band—by then known as Santana, “Blues Band” having been dropped from the name—released a series of hit albums that infused rock with a Latin feel rooted in Afro-Cuban rhythms and that centred on Carlos’s extraordinary lead guitar playing, characterized by the distinctive sustaining of individual notes that became his trademark. Santana, featuring the top-10 hit “Evil Ways,” peaked at number four on the album charts in 1969. Abraxas, with the hits “Black Magic Woman” and “Oye Como Va,” reached number one the next year. Santana III (1971) and Caravanserai (1972) followed.

Over the next two decades, however, the group’s output was more uneven—and less commercially successful—as Santana led ever-shifting personnel toward a jazz-rock fusion that reflected his admiration for Miles Davis and John Coltrane and resulted in collaborations with jazz artists such as Buddy Miles, Stanley Clarke, and John McLaughlin. Having earlier shown an interest in spirituality, particularly the philosophy of Sri Chinmoy, Santana became a born-again Christian in 1992. Meditation and mysticism became central to his life, and he began to see himself as a musical shaman whose pursuit of songs that offered hope and healing culminated in Supernatural (1999). Supernatural—crafted with the support of such notable collaborators as pop rocker Rob Thomas of Matchbox Twenty, hip-hop luminary Lauryn Hill, fellow guitar legend Eric Clapton, and former Arista Records head Clive Davis—helped Santana launch an important comeback. In 2000 he won three Latin Grammy and eight Grammy awards—including album of the year for Supernatural and song of the year for “Smooth.”

Among the band’s later releases were the albums Shaman (2002), which won a Grammy for “The Game of Love”; All That I Am (2005); Corazón (2014); and Santana IV (2016). “Dar um jeito (We Will Find a Way),” a collaboration with Wyclef Jean, was the official anthem of the 2014 World Cup. In 2017 Santana and R&B legends the Isley Brothers released Power of Peace. The critically praised Africa Speaks (2019), the group’s 25th album, was made with producer Rick Rubin and Spanish singer and songwriter Concha Buika.

Santana’s lasting contribution was marked by his group’s induction (1998) into the Rock and Roll Hall of Fame. In 2013 he was named a Kennedy Center honoree.

Source: Jeff Wallenfeldt / Britannica


Mi guitarra es mi mejor amante

– Carlos Santana

El guitarrista Carlos Santana nació Carlos Humberto Santana Barragán, en Autlán de Navarro, México, el 18 de Julio del 1947. A finales de la década de 1960, San Francisco hervía musicalmente con el movimiento hippy, y fue allí donde Santana desarrolló su peculiar estilo como guitarrista, hecho de una mezcla de la música latina con el rock, sin desdeñar el jazz ni el funk. En 1969 participó en el mítico festival de Woodstock y triunfó con Evil Ways, que revela la influencia de la salsa y el funk, y con uno de sus temas más conocidos, Oye cómo va, un ejemplo de música caribeña con ese toque rockero de la guitarra de Santana.

Hacia 1972, las modas orientalistas y la búsqueda de formas musicales más complejas, incluyendo el jazz y el rock progresivo, empezaron a hacerse más perceptibles en su evolución. Tras el lanzamiento de Caravanserai, inició una serie de colaboraciones con músicos de prestigio como Byddy Miles, Alice Coltrane y John McLaughlin, algunas de las cuales se materializaron en ediciones discográficas como Love devotion surrender (1973). Los álbumes posteriores (Welcome, de 1973, Borboletta, de 1976, Amigos, de 1976, Moonflower, de 1977, Inner Secrets, de 1978, Marathon, de 1979) mantuvieron el prestigio de Carlos Santana, líder de bandas y formaciones constantemente cambiantes. Siempre acompañado de su guitarra Gibson-335, sus actuaciones a lo largo de todos estos años congregarían grandes multitudes de un público entregado.

Ya en los 80, Santana trabajó en piezas de rock fácilmente digeribles y desarrolló a la vez su faceta jazzística. El proyecto The swing of delight (1980) era claramente jazzístico, mientras que el tema “Europa”, incluido en el álbum Amigos, había supuesto el reencuentro de Santana con el sonido latino. Después de publicar en 1987 el elepé Freedom, el guitarrista lanzó Blues for Salvador, cuyas letras manifestaron sus preocupaciones políticas. Ambos álbumes tuvieron ventas millonarias; por el último, además, recibiría un Grammy en 1989.

En 1990 apareció su siguiente álbum, Spirits dancing in the flesh, calificado por los críticos como el más ambicioso y completo trabajo artístico de Santana en más de una década. En 1992 presentó un disco de larga duración llamado Milagro con el que rindió homenaje a Bill Graham y Miles Davis. Fue grabado en el sello Polygram, después de haber roto con la discográfica CBS, con la que había trabajado más de veinte años.

Superviviente de Woodstock, fue uno de los artistas que repitió en la conmemoración del 25 aniversario del mítico festival que se celebró en agosto de 1994, Woodstock ’94. A finales de los 90 se acercó más al pop con discos como Supernatural (1999), que logró nueve premios Grammy, y Shaman (2005). Su gran interés por diversos estilos musicales, tanto de Estados Unidos como sudamericanos, le ha permitido trabajar con músicos reputados, como el cantante country Willie Nelson o el músico de blues John Lee Hooker, el guitarrista John McLaughlin o la brasileña Flora Purim.

Fuente: Tomás Fernández y Elena Tamaro / Biografías y Vidas


Entrevista Los Angeles Times

“No dejen prisioneros, de manera pacífica”, les dice a veces Carlos Santana a sus compañeros de banda antes de subir al escenario.

“No me gusta pasarla fácil. No me gusta hacer como que estoy contra las cuerdas para agotar al otro”, dice Santana. “Quiero llegar al medio del ring y noquear al tipo. De esa manera, el réferi no puede robarme la pelea”.

Santana, de 75 años, todavía puede enloquecer a una multitud como pocos. Lo ha estado haciendo desde que irrumpió en la escena de San Francisco a finales de la década de 1960. Dejó a la audiencia de Woodstock aturdida y atónita antes de que saliera su primer disco.

¿Había un elemento espiritual en la música para ti desde el principio?

Todos en este mundo necesitan un abrazo sincero para estar seguros de que no estaremos condenados a chocar contra una pared de ladrillos, que iremos a la pared y lograremos convertirnos en arquitectos creando el cielo en la Tierra. De Bob Marley a Bob Dylan, Marvin Gaye, Sam Cooke, todos hablan de lo mismo. “One Love” (un amor), “All You Need is Love” (Todo lo que necesitas es amor), “What a Wonderful World” (Qué mundo tan maravilloso). Me propongo escuchar ciertas canciones que no son como los nuevos himnos una iglesia, sino los nuevos himnos de una catedral galáctica que trasciende las corporaciones y los gobiernos corruptos. Si tú y yo tuviéramos la oportunidad de hacer autostop con Bezos o Elon Musk, y tomamos el transbordador espacial y subimos fuera de la estratosfera y miras el planeta, no hay banderas allí. Arriba no hay paredes. Allá arriba no hay tiempo. Cuando dices ”¿Qué hora es?”, simplemente dices: “Es ahora”. Y así es como trato de tocar mi música: fuera del tiempo y fuera de la gravedad. Maya Angelou dijo: “Lo único que la gente va a recordar es cómo los haces sentir”. Y yo estaba como, “Oh. Entonces, ¿por qué no les hago sentir su totalidad, su carácter absoluto?”. Estoy haciendo que alguien se sienta como si fuera de Kansas y acaba de poner un dedo del pie en el Océano Pacífico en Hawái por primera vez. ¡Bam! En una nota.

Hay muchas relaciones duraderas que tienes en “Carlos”, pero ¿cómo caracterizarías tu relación con la guitarra?

Mi guitarra es mi mejor amante, siempre. Las amantes van y vienen, pero tu relación con la guitarra, sea de la marca que sea, se mantiene. Es tu relación con ese sonido. Cuando pones los dedos sobre esa nota, te dan escalofríos. Ese es la mejor amante. Descubres la sensación de recibir el primer beso francés. Me detendré allí porque esto debería ser apto para todo público. Pero todo trata de lo mismo. Todo se trata de “¡Oh!, Dios mío”. El gran punto G, que es Dios. Cuando tocas eso, todos dicen: ”¡Oh!, Dios mío”. Cuando tocas música como esa, es algo más que notas inteligentes. Se convierte en emoción, sentimientos, pasión. Eso es música para mí. La música sin emoción, pasión o sentimientos es sólo ruido inteligente. Esto es lo que le falta al planeta ahora mismo. La gente olvidó cómo sentir. Detente, respira hondo y siente lo que estás sintiendo.

Siempre has tenido un sonido de guitarra distintivo e instantáneamente reconocible, como una voz. ¿De dónde viene tu tono?

Lo obtuve de mi papá y lo obtuve de mi mamá. Lo obtuve de mi papá porque me enseñó a tocar el violín y hacer una nota con el arco, ¿sabes? Y mi mamá, su tenacidad y convicción. Su coraje se derramó sobre mí. Yo solía encerrarme en un armario en la oscuridad e intentar tocar como B.B. u Otis Rush, todas las personas que amo. Y solía frustrarme que no podía sonar así. Entonces, un día desperté y dije: “Oye, estúpido. Se supone que no debes sonar como ellos. Ellos suenan como ellos. Se supone que debes sonar como tú. Entonces te das cuenta: “¿Cómo toco como yo?”. Simplemente cállate y toca. Es una verdadera bendición y un regalo que en una nota puedas ser reconocido entre miles y miles de guitarristas de todo el mundo. Es así con la gente que amo. John McLaughlin. T-Bone Walker. En una nota, puedo decir quiénes son. Hay una diferencia entre Wes Montgomery, Kenny Burrell y Grant Green. Pero el que más escucho sigue siendo Otis Rush. Hay algo muy crudo y honesto en su forma de tocar. En este momento, sólo estoy escuchando tres cosas: Nina Simone, Etta James y Tina Turner. Quiero ese sonido que esas mujeres consiguen en mi guitarra. Quiero que mi guitarra suene como una mujer.

¿Estabas acostumbrado a alcanzar diferentes planos mentales a través de la música, con o sin drogas?

Fuera de tu mente está la mejor parte. No hay gravedad allí. No hay tiempo. No hay críticas. Sólo hay pura manifestación. Va de Dios a través de ti a ellos. Así que soy capaz de adaptarme, como con “Supernatural”, ya sea que esté tocando con Lauren Hill, Rob Thomas o Eric Clapton. Quien se ponga delante de mí, debes escuchar y complementar. Espero hacer más cosas con Willie Nelson. Quiero aprender a complementar y simplificar la música con honestidad.

Dijiste que entonces el mástil de tu guitarra te apareció como una serpiente. ¿Te volvió a pasar eso alguna vez?

Eric Clapton y yo hablamos de eso porque él también solía hacerlo. Podrías decir quién visitó esa dimensión. The Doors. The Beatles con “Sgt. Pepper’s”. Podrías saber quién fue allí porque no puedes tocar esa música a menos que vayas allí. Hay una parte que está fuera del ámbito de do-re-mi-fa-so-la-si-do. Supongo que te conviertes en una nave nodriza que puede ir a cualquier parte del universo y ser relevante. Mira lo que estoy diciendo. Tener 75 años y ser relevante, porque mucha gente me invita a tocar en sus discos, es algo por lo que estar agradecido. Siento que esta es la mejor parte de mi vida porque parece que ahora sé lo que estoy haciendo y por qué lo estoy haciendo y para quién lo estoy haciendo. Soy un arquitecto del más alto nivel por Coltrane y Bob Marley. Y con el don de la música, puedo crear algo que la gente religiosa no puede hacer y las Naciones Unidas no pueden hacer y el gobierno de los Estados Unidos no puede hacer. Lo cual es traer unidad, armonía, unión en la Tierra. Sonido, resonancia, vibración, frecuencia: esas son mis herramientas.

Hablas de haber sido abusado sexualmente entre los 10 y los 12 años. ¿La música te trajo algo de sanación de esa experiencia?

Todo lo que puedo decir con certeza y claridad es: yo no soy lo que me pasó. Sigo siendo, tal como Dios me creó, con pureza e inocencia. Tengo la costumbre de enviar a la gente a la luz en lugar del infierno. Solía decir: “Come (grosería) y muere”. Pero ya no digo eso. Ahora digo: ¿Sabes qué? Voy a mirarte como si tuvieras 7 años. Y te voy a enviar a la luz que está detrás de ti. Si te envío al infierno, iré allí contigo. Y no quiero ir al infierno. Al hacer eso, soy capaz de no quedar atrapado en la mentalidad de víctima. “Soy Santana y fui víctima de abuso sexual infantil”, no quiero hacer eso. No quiero pensar así. Soy Carlos Santana y por gracia puedo crear bendiciones y milagros.

¿Qué has logrado?

Me gusta ofrecerle a la gente un camino hacia su propia divinidad. Ese es el secreto. Cuanto más escuchamos “Sesame Street” o “Mister Rogers”, más traemos esa frecuencia en la que estás en lo divino. Lo contrario de eso es que eres un miserable pecador. Yo le digo a la gente: No canten eso cuando yo muera. No cantes “Amazing Grace”. Canta “La Cucaracha” o “La Bamba” o “Tequila” o “Who Let the Dogs Out”. Canta cualquier maldita cosa, pero no cantes “Amazing Grace” en mi funeral porque no hay nada malo en mí.


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